domingo, 6 de mayo de 2012

En el transcurso la historia hemos observado como los grandes líderes, han manejado perfectamente las emociones para adquirir seguidores, usando eficazmente la energía que de ello se deriva y logrando movilizaciones de masas en forma increíble, como Cristo, Hitler, Gandhi, Buda, entre otros.
En un buen manejo de sus emociones el líder debe controlarse de una manera inteligente, reflexionar y meditar sobre sus actos y ponerse en el lugar de sus colaboradores; así como debe de pensar en la totalidad de las cosas, Sin embargo existen aquellos “lideres” que responsabilizan a los demás de sus errores, tienden a hablar en ellos mismos y no en nosotros y mayormente permanecen a la defensiva, este líder solo crea distancia e inseguridad entre su equipo, y resentimientos que a la larga es muy negativo y crea además mucha rebeldía.
Por eso para que una persona dirija a un grupo de individuos este debe de saber manejar situaciones complejas de relaciones y comportamientos humanos, donde también debe de establecer una relación de comprensión y confianza, buena comunicación, ser capaz de persuadir en forma convincente, generar entusiasmo, tener compromiso y hasta ser un maestro en el lenguaje corporal, tener la capacidad de inspirar a las personas que están en su entorno.
Hablando de la inteligencia puede tener la menor importancia cuando actúan las emociones, nos dejamos llevar por el momento en  el que estamos viviendo y en ocasiones no pensamos en las consecuencias que esto no puede ocasionar, si en vez de actuar por impulso  lo pensaramos mínimo 5 min empieza a trabajar nuestro cerebro racional y  nos damos cuenta de las consecuencias que podríamos tener pero esto es un poco complicado ya que el humano por instinto primero actúa y luego razona.
Para poder lograr un liderazgo con un manejo emocional correcto, es bueno saber identificar nuestro estado de ánimo, conocer nuestras fortalezas y debilidades, para así explotar las primeras y tener herramientas para neutralizar las segundas, controlar nuestras emociones y ser capaz de motivarnos con lo que realizamos a lo largo de nuestra vida.
Es muy válido recordar, que las emociones pueden guiar todas las actitudes de nuestra vida hacia pensamientos y hábitos constructivos, que mejoren en forma absoluta los resultados finales que queremos alcanzar, simplemente no hay que descuidarlas y siempre manejarlas, no que ellas lo hagan.

No olvidemos que se han realizado abundantes investigaciones  sobre el efecto de las emociones negativas sobre el cuerpo-mente y estas pueden conducir a la depresión, sin embargo las emociones positivas facilitan la puesta en marcha de patrones de pensamiento receptivos, flexibles e integradores, que favorecen la emisión de respuestas novedosas.